viernes, 15 de mayo de 2009

LA EDUCACIÓN ENCIERRA UN TESORO


La educación constituye un elemento indispensable para el progreso de la humanidad hacia la libertad, paz y justicia social.
Delors afirma su convicción respecto a la función esencial de la educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, no como un remedio milagroso de un mundo que ha llegado a la realización de todos estos ideales– sino como una vía, ciertamente entre otras pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etcétera.
En el siglo siguiente, se verán como consecuencia tensiones duraderas que habrá que superar: entre lo mundial y lo local, lo universal y lo individual, la tradición y la modernidad, la competencia y la igualdad de oportunidades, la expansión ilimitada de los conocimientos y las capacidades de asimilación limitadas de los seres humanos, lo espiritual y lo material. Por distintas que sean las culturas y los sistemas de organización social, nos vemos en todas partes emplazados a reinventar el ideal democrático de crear, o mantener, la cohesión social.


Para titular su informe, la Comisión recurrió a una de las fábulas de Jean de La Fontaine, “El labrador y sus hijos”: “Guardaos (dijo el labrador) de vender el patrimonio, Dejado por nuestros padres, Veréis que esconde un tesoro.

La educación es todo lo que la Humanidad ha aprendido sobre sí misma. Imitando al poeta, que elogiaba la virtud del trabajo, podríamos decir: “Pero el padre fue sabio Al mostrarles, antes de morir, Que la educación encierra un tesoro.”

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